Secciones de Cultura, tierra de indefiniciones

Por Geshenia Curie Deza y Fabián Kovacic
Hexágono 06

“Todo es cultura”. Para el escritor y periodista colombiano Oscar Collazos semejante exabrupto apunta a una indefinición nebulosa. En realidad es la misma que sobrevuela buena parte de las secciones culturales de los diarios sudamericanos y europeos, donde cultura y espectáculos suelen cruzarse de páginas como si estuvieran de entrecasa.


“¿Se han detenido ustedes a diseccionar lo que en nuestra televisión comercial se ha dado en llamar magazine cultural?”, continúa el colombiano. “Ya es hora de que lo hagan. Descubrirán que la aparición de una nueva novela de García Márquez es un acontecimiento tan importante como una actuación de Gloria Trevi y que ésta reviste el mismo significado “cultural” de los pectorales de “ la Cicciolina.” Divertido ejercicio de homologaciones el que provoca la afirmación “todo es cultura”.


Lo cierto es que en los comienzos del periodismo gráfico argentino, la sección cultural estuvo destinada a la crítica académica de artes plásticas, música y libros. Con el tiempo y el desarrollo de las industrias culturales, con el cine como emblema, el concepto de cultura modificó las concepciones periodísticas para rotular y encasillar géneros. El alto valor agregado imbricado en esas industrias y su traducción en dinero, empujaron a que los productos fueran así, libros, películas, discos y obras de arte en general.


Para el periodista Jorge B. Rivera, experto en periodismo cultural, en el ámbito teórico “el periodismo cultural corre los mismos riesgos que la alta costura, especialmente porque con frecuencia lo dominan los influjos de la moda. Un periodismo que se predica a sí mismo como más estable y permanente que su par de las efímeras “informaciones generales”, termina pareciendo tan rancio y anacrónico como éste al cabo de poco tiempo. La tarea de la cultura consiste en producir tanto saber especializado como espontáneo y difuso, y citando a Umberto Eco en La estrategia de la ilusión “una cultura que no origina modas es una cultura estática”.


Los contenidos de las secciones, así como sus referentes, son tratados como “productos culturales”; expresan ideas, valores, actitudes y creatividad artística y ofrecen entretenimiento, información o análisis sobre el presente, el pasado o el futuro, ya tengan un origen popular, sean productos masivos o aquellos propios de públicos más restringidos. El producto cultural se consume y se distingue del bien cultural -quizás menos tratado en general en las secciones de prensa- que se vincula con la noción de un patrimonio personal o colectivo que no podría ser cambiado por moneda.


Homero Alsina Thevenet, periodista uruguayo –fallecido en 2005- fue uno de los máximos exponentes del periodismo cultural escrito en el Río de la Plata , se inició a los veinte años en el viejo semanario Marcha, en la década de 1940 en Montevideo. Cinéfilo empedernido, creó los suplementos de Cultura del diario El País a mediados de la década de 1950 y más tarde del argentino Página 12 (1987). El fue quien escribió en su libro “Enciclopedia de datos inútiles”: “si no capturás al lector en las primeras doce líneas, lo perdiste”. Con eso pelean cada día las erráticas notas de los suplementos culturales.

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