Una mirada al periodismo de hoy

El mundo a lomo de Internet

Por: Carlos Fernando Álvarez C.
Hexágono 06
Bogotá

Ser o estar, innovar o anquilosarse, desarrollar o perecer, son algunos binomios que están de moda con cada adelanto tecnológico, y en especial en el presente e inmediato futuro del periodismo a través de las llamadas “nuevas tecnologías”, como el internet.

En tres entregas, que publicaremos semanalmente en Hexágono 06 vamos a dilucidar el presente de los medios electrónicos, sus desafíos y dos ejemplos de medios que están comenzando, tanto en la web, y en el papel, para buscar su espacio y supervivencia en el monopolizado mundo de los periódicos y empresas periodísticas en Colombia. Una mirada especial al “periodismo en la era de las nuevas tecnologías y la globalización”.

Mucha agua ha corrido debajo del puente desde que el hombre se dio cuenta de que la comunicación ha ido de la mano con el desarrollo mismo de las sociedades humanas desde la antigüedad, un conocimiento que tuvo un impulso fenomenal con las dos revoluciones industriales de los siglos XVIII Y XIX, cuyos inventos en medios de comunicación y aparatos cambiaron y volvieron más pequeño al mundo, estrechando a su vez poderes, y generando guerras, como las dos mundiales del siglo XX.

Para Armand Matellart, en su libro “La Mundialización de las comunicaciones”(1), es el desarrollo de esos inventos y de la tecnología el que va a determinar las potencias que disputaron la hegemonía durante el siglo XIX, como Inglaterra, Alemania, Francia, cuando surgieron métodos, como el telégrafo, o el código Morse. Ya entrado en el siglo XX, el mismo Estados Unidos, alejado de los conflictos europeos se verá involucrado al final de la Primera Guerra Mundial, con la gestación de la radio y posteriormente la televisión, a la par de los europeos, y empezará a perfilarse como el actor de peso que es hoy. En comunicaciones se crearon las Uniones Internacionales de Radiotelegrafía, con el fin de poner “orden”, en la explosión de aquellos inventos, pero no era otra la intención sino la de dominar la escena mundial en cuanto a los mismos.

Y ese desarrollo permite a su vez que las tecnologías surgidas en el siglo XX llegaran a los medios de comunicación, como con el télex, el satélite, el fax, y hoy, el internet. Economía y medios de comunicación comenzaron a ser manejados por los conglomerados en las décadas del 80 y del 90, con el ingreso del llamado “neoliberalismo”.

De acuerdo con Manuel Castells (2), experto internacional en el estudio de las comunicaciones y su relación con el desarrollo económico mundial, la reestructuración de los modos de producción minaron los caracteres típicos del llamado “Estado de Bienestar”, en especial en América Latina, donde el desmonte de esa condición desembocó en estados anémicos, paupérrimos, cada vez más ajenos de sus integrantes, es decir “estados de malestar”, que se hacen a un lado para que el capital privado maneje y provea la mayoría de bienes y servicios.

Para Castells la correlación fue clara: el sector privado se apropió cada vez más del capital, del excedente, en detrimento de la fuerza de trabajo, y eso se irrigó también a las empresas periodísticas, que aplicaron los conceptos neoliberales y por cada vez menos ingresos, explotan a los periodistas, cuyas jornadas laborales se extienden por más de 12 horas diarias, sin el pago de horas extras ni otras condiciones de prestaciones sociales, donde la profesión dejó de ser considerada por el gobierno como de “alto riesgo”.

Así ocurre en el caso colombiano por la sobreoferta de comunicadores y periodistas que egresan cada año de las universidades. El recambio generacional se aplica desde hace 5 años con la siguiente fórmula: a menor experiencia, menor salario, complementada con otra más: a menor salario, mayores despidos de profesionales con salarios medios o altos. Y no preguntemos por la calidad del periodismo que se adelanta con la aplicación de estas fórmulas económicas y laborales transnacionales.

Esta serie de eventos desafortunados se ahondó con la mundialización acelerada de todos los procesos económicos, algo que se llama “globalización”, pero que expertos como Matellart prefieren llamar “internacionalización”. Hoy, grandes conglomerados de medios, como AOL Time Warner, Viacom, entre otros, son los monopolios que dominan el mercado informativo y de medios de comunicación en el planeta, imponiendo sus métodos, culturas trasnacionales, y buscando nuevos medios locales, como en América Latina para absorber o fusionar, comprar y/o cerrar.

¿Futuro?

Así las cosas, con cada vez más pauperización laboral, donde los periodistas prestan servicios externos a los mismos medios donde trabajan y de esa forma se les paga, la calidad del periodismo se ve seriamente amenazada.

Cada vez existe menos relación contractual directa entre los medios y los periodistas, por lo que la frase popular de que “periodista es cualquiera”, léase reina de belleza, modelo o actriz, se cumple a cabalidad, en detrimento de quien ha ejercido el oficio o se ha preparado para esta profesión.

No obstante este panorama “apocalíptico”, como lo indica el periodista argentino Daniel Santácchita, las nuevas tecnologías abren un camino que empieza a ser explorado con temor, por los periodistas sin laburo y que deciden crear un blog o un portal en internet que se comercializa, o con una mirada subestimada, por parte de los grandes medios de comunicación, salvo los que entendieron esta nueva revolución, o revolución tecnológica en la que estamos inmersos desde hace 27 años, con el desarrollo de la computación.

El mismo Santácchita, en una charla con los alumnos de la Maestría de Periodismo de la UBA, en 2007 trató con dureza al internet al indicar que el internet “hoy no cumple ninguna función”, y pone en duda el concepto “democratizador” que se le quiere imponer. “¿Cómo hablar de democratización cuando la brecha en el acceso al mismo aparato, a la misma tecnología es enorme? Pero fue paradójico al reconocer que en un futuro, internet, será una herramienta más para decir cosas”.

¿El futuro es la red de internet, o la adaptación del periodismo a este vehículo tecnológico, como en su momento lo hicieron la prensa gráfica, el cine, la radio y la televisión?
¿El futuro es la explosión de nuevos medios a través de esta tecnología, y que poco a poco, cuando los grandes conglomerados ingresen e impongan sus pautas económicas y publicitarias habrá una mortandad tal de los mismos, como ocurrió con las llamadas punto com., a comienzos del 2000?

¿O el futuro es la creación de nuevos medios como una nueva forma de expresión, libre, si se quiere democrática en el sentido de que cada quien puede decir o pensar lo que se le dé la gana, pero que si se hacen con calidad, el periodismo volverá a sus orígenes de denuncia, de contar historias, de narrar una realidad?

Y así como el desarrollo en determinado momento en nuestra América llegó a lomo de mula, ahora parece, y parafraseando esta sentencia popular histórica “lo hace a lomo de internet”. Amanecerá y veremos.

(1) Mattelart, Armand. “La mundialización de la comunicación”. Ediciones Paidós Ibérica S.A. 1998.

(2) Castells, Manuel. La Era de la Información (La Sociedad Red). Volúmen 1, 1996. Alianza, Editorial.

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