Sobre la ética periodística II

por Viviana Maldonado

Dime qué noticias das y te diré a qué sociedad perteneces


Fopea, foro de periodismo argentino, se propuso tomar el timón del deber ser periodístico. La entidad, surgida de una autoconvocatoria realizada por un puñado de periodistas dio forma en 2006 a un documento que se constituye en el código para los miembros de la entidad. Algunas de sus 42 regulaciones servirán para ilustrar la necesidad de replantearse el tratamiento de la noticia y el punto de vista del observador.

El artículo 29 expresa que "es incompatible con la profesión del periodista cualquier tipo de actividad que afecte su independencia y el derecho del público a ser informado con honestidad." ¿No afecta la independencia del periodista pertenecer a una empresa y no poder investigar aquéllo que es de su interés? ¿Cómo desvincularse de la dictadura empresarial? No hay salida: habrá que plantarse sobre las propias convicciones.
"Deben evitarse las generalizaciones que dañen a grupos minoritarios, las demarcaciones sexistas, las observaciones provocativas y los prejuicios de cualquier tipo", expresa el parágrafo 34 del código Fopea. Subrayo demarcaciones sexistas y prejuicios de cualquier tipo y me pregunto ¿cuándo una mujer asesinada no fue primero investigada y cuestionada por su vida sexual?¿Ocurre lo mismo cuando es asesinado un hombre heterosexual? ¿Se presume un "esperado" desenlace cuando un hombre ha tenido una vida donjuanesca? Cito como ejemplo a Nora Dalmasso y María Marta García Belsunce, y el reciente de Rossana Galliano. Ni hablar del valor agregado de que todas pertenecieran o vivieran en un contexto soicoeconómico acomodado. Mucho más culpables todavía.
Ni hablar del eco periodístico que arroja dudas acerca de la salud mental, sobre todo de las mujeres políticas, por ejemplo, Elisa Carrió o la misma Cristina Fernández. Jamás la "locura" masculina es motivo de descrédito (¡y que los hay, los hay!). Cuando una mujer pierde la paciencia y levanta la voz, padece de algún desequilibrio emocional; si el protagonista de la hybris (desmesura) es masculino, no hace más que ejercer la autoridad.
Otro blanco preferido y fácil es el incesante rebusque de "faltas sexuales" cometidas por sacerdotes católicos, es verdad que nada ni nadie debe encubrir ni permitir impunidad a un abusador de niños; pero siempre me ha sorprendido la inexistencia de delitos sexuales en ministros de otras creencias religiosas. Es notorio cómo los demás abusadores no son caracterizados por su fe.
"En toda información debe respetarse el principio constitucional de inocencia de cualquier persona mientras una culpabilidad no hubiera sido probada judicialmente" reza la primera oración del artículo 35. Sin embargo, la construcción maniquea de la noticia precisa rápidamente encontrar al malvado. Sospechoso es igual a culpable aunque la justicia, después, demuestre lo contrario. Y se suman los prejuicios: el hijo de Nora Dalmasso, mostrado en cámara aún siendo menor (artículo 39 del código de Fopea y ley nacional) y responsabilizado implícitamente por su conducta homosexual.
El apartado 16 señala que " No indicar que un suceso noticioso fue descubierto por otro periodista e informar el hecho como si fuera un hallazgo propio es una explotación deshonesta del trabajo ajeno y constituye, por lo tanto, una forma de plagio." ¿Ésto vale también para la utilización de compañeros como informantes privilegiados sin advertirles de esta condición y otras indecencias, como intentos de seducción, para aprobar un trabajo final, ocurridas en espacios de formación de posgrado o de grado para periodistas, en los que la situación de "alumnos" parece otorgar piedra libre, aunque se trate de profesionales en ejercicio?.

"Los periodistas no aplican métodos propios de los servicios de inteligencia para obtener información. El uso de procedimientos no convencionales para lograr datos u obtener testimonios puede ser considerado sólo cuando se viera involucrado un bien o valor público. Nunca debe afectarse con ese fin la intimidad de las personas." Entonces, surge la duda. ¿Desde qué lugar se justifica la investigación realizada por una conocida periodista, defensora de los derechos humanos para descubrir la bisexualidad de un conocido cirujano plástico casado entonces con una famosa vedette?. La pregunta del millón es ¿A quién le sirvió ésto? ¿Cuál habrá sido el beneficio de la periodista? ¿Cómo se contactó con el caso? Nunca lo sabremos.

Éstos exiguos ejemplos bastan de muestra para exhibir los prejuicios y prácticas, no sólo de los periodistas. El discurso hegemónico de la sociedad de la que forman parte juzga con la misma misoginia, homofobia y repite prejuicios sociales e indecencias. Las miopías culturales reflejan una mirada del mundo sectaria. Para caminar en el sentido de los valores esenciales constituídos por el respeto a los principios de la democracia, la honestidad, el pluralismo y la tolerancia, hay que, primero, mirarse al espejo.

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